Capítulo
12 MEL
Lo
abuelos de Sam estaban en la puerta de casa, por lo visto, el tío de Sam les
había llamado contándoles lo ocurrido y que regresábamos a casa.
Nos
bajamos del coche y la abuela de Sam se tiró a mí recibiéndome con un abrazo
que yo no me esperaba la verdad pero para nada.
-Lamento
que justo vengas tu y veas estas cosas…
-No… no
pasa nada, no es culpa de nadie. ¿Dónde están mis padres?
-Están,
están arriba con Patrick calmándole, piensa que te ha pasado algo…
-¿Qué
Patrick sabe todo esto?
La abuela
de Sam no contestó.
Me aparté
de ella y abrí la puerta de casa, no la cerré ni siquiera y subía las escaleras a toda prisa.
Abrí la
puerta de la habitación de Patrick y estaba tumbado en la cama y mis padres a
su alrededor, Simon estaba sentado a los pies de la cama.
-¡Mel!-Gritó
Patrick, se bajó de la cama y corrió a darme un abrazo.
-Cariño-Se
lo dije sin ganas, se podría decir que en esos momentos estaba con un buen
trauma encima, de los grandes además.
-¿Estás
bien?
-Claro
que sí.
A los dos
segundos de que Patrcik se apartara de mí, mis padres y mi hermano ya me
estaban abrazando.
-Mel,
será mejor que descanses-Dijo mi madre sin soltarme la mano.
Me dieron
besos de buenas noches y me quedé sola en la habitación.
Abrí la
maleta y cogí mi pijama de color verde con lunares.
Cuando ya
lo tenía puesto, me asomé por la ventana, miré a la luna y me metí a la cama.
Me tapé
hasta arriba, el calor de las sábanas era muy acogedor y hacía que me sintiera
protegida aunque esa horrible imagen no desapareciera de mi cabeza. No tardé en
quedarme dormida.
Un golpe
me despierta.
Abro los
ojos, no es de día todavía, busco a tientas mi móvil en la mesilla de noche
para mirar la hora.
Las tres
y media de la madrugada.
¿Qué era
ese golpe?
Lo vuelvo
a oír, viene de la ventana.
Quito las
mantas de encima mío y salgo de la cama.
Me acerco
lentamente y lo vuelvo a oír.
Alguien
está tirando piedras a mi ventana.
Abro la
puerta del balcón y salgo.
Lo que hay
debajo es mucho mejor de lo que me imaginaba que podía ser.
Era Sam…
-¿Pero
esque eres tonto o que te pasa?
Suelta
una carcajada.
-¿Bajas
Julieta?
-¿A estas
horas?
Señala
una cesta que tiene de la mano izquierda.
-¿Te
apetece un picnic bajo la luz de la luna para olvidar lo que ha pasado hoy?
-Pero que
son las… tres y media…
-Pues
eso, mas bajo la luna no se puede estar ¿no crees?
-Espera
Romeo, ahora bajo.
Se ríe.
-Aquí te
espero, no tardes Juliet, que sois todas iguales de tardonas eh…
Le saco
la lengua por no echarle un escupitajo encima de la cara para que me volviera a
llamar tardona… en realidad lo era… pero no me gusta esa palabra. Tardar, no
suena bien, no, nada bien.
Entro en
la habitación y me pongo unos vaqueros una camiseta gris y una sudadera que
compré cuando fui de viaje a Alemania.
Abro la
puerta de mi cuarto, la cierro y me quedo en silencio, quieta por un minuto en
el pasillo.
Todo en
orden.
Bajo la
escalera a tientas, una vez abajo salgo por la puerta de entrada con cuidado de
no hacer ruido.
Sam está
sentado en las escaleras de entrada.
-¡Buenas
noches Juliet!
-No si lo
de noche… te lo has tomado muy enserio eh…
-Me gusta
hacer las cosas bien, o no las hago asique…
-Me
parece muy bien.
Se
levanta y me da un pico.
-¿Te
apetece comer algo?
-Venga
vale…
Me da la
mano y nos vamos detrás de la casa, apartados de todo.
Se para y
saca un pañuelo de la cesta.
-Lo
siento Juliet, pero tengo que vendarte los ojos.
-Romeo…
Romeo… no te pases de listo eh…
-No te
resistas Juliet, se buena anda.
No me resisto
y le dejo que me ponga la venda en los ojos.
Me agarra
de la cintura.
-Así me
gusta.-Me susurra al oído.
Comenzamos
a andar.
-Como me
caiga será por tu culpa eh Romeo.
-Confía
en mi Juliet.
-Confío,
confío, pero no hagas que me arrepienta…
-Ya casi estamos.
Se oye
agua.
-¿Dónde
estamos?
-Pronto
lo verás, Juliet, no seas impaciente.
-¡Sam,
déjame verlo!
-Tranquilidad…
-Ya
estamos…
Me quita
la venda de los ojos.
Estábamos
en un sitio muy alejado de la casa de sus abuelos, había una fuente, rosas una hamaca, la hierba
estaba verde.
-¿Esto
es… es el patio de tus abuelos?
-Sí, aún
es mas grande, pero esta zona me encanta, vengo aquí siempre que tengo que
pensar o algo…
-Buen
sitio…
Sam
estiró la manta en el suelo y sacó la comida de la cesta.
-¿Lo has
hecho tu?
-Solo los
sándwich, lo demás mi abuela.
-¿Tu
abuela sabía lo del picnic?
-Si… me
lo propuso ella antes, cuando llegamos a casa, para que te olvidaras un poco de
todo lo que había pasado…
Dejé de sonreír.
Sam se
dio cuenta y me abrazó.
Yo
también le abracé.
-No te
preocupes, Juliet, por nada, yo estoy contigo.
Le abracé
mas fuerte.
Nos
separamos.
-Bueno
qué, ¿cenamos?
-Venga
vale…
Nos
sentamos en la manta y Sam sacó la comida de la cesta.
Me
ofreció un sandwitch y se lo cojo.
-¿De que
son?
-De
sobrasada
Le doy un
mordisco.
-Pues
está bueno, nunca lo había probado.
-Así me
gusta una princesita con buen gusto.
-Cada vez
me llamas de una forma.
-Juliet
en mi cabeza siempre a sido una princesa, para el caso es lo mismo.
-Aaam…
Me sonrie
con una de esas sonrisas que solo él tiene.
-Me gusta
tu sonrisa, Romeo.
-Lo se.
Nos
miramos y nos reímos a la vez.
Le doy
otro mordisco a mi bocadillo.
-Esto
está tan bueno como el cocinero.
-Voy a
escribir un libro, se va a llamar las frases de Juliet, y esa, la incluiré en
mi libro.
Me sonríe
y nos damos un beso corto.
-Gracias
por el cumplido Juliet.
-De nada.
¿Qué hora
es?
-Cinco
menos diez.
Se podía
ver la casa desde donde estabamos.
Se
enciendió una luz en el piso de arriba.
-Será mi
abuelo.
-¿Qué
habitación es?
-La de
Helen y Miriam.
-¿Y qué
hace tu abuelo ahí?
-Pasa por
las noches a ver si necesitamos algo.
-¿Y
enciende la luz?
-Posiblemente
haya oído voces y haya entrado, seguramente estén despiertas.
-Ah…
La luz se
apaga.
-Sí,
estarán despiertas seguramente.
-Sí, seguramente.
Sam sacó
zumos de la cesta.
-¿Te has
traido toda la casa en la cesta?
-La
ocasión lo merece.
-Oye… Sam
-¿Sí?
-¿Tu
abuelo no entrará en nuestras habitaciones?
-Mi
abuelo sabe que estamos haciendo todo esto, me ha ayudado él también a
prepararlo, asique no,no va a entrar.
-¿Tu
abuelo también te ha ayudado?
-Así es.
-Cada día
me cae mejor tu abuelo, sí,sí.
Se rió.
-Te
gustan mis abuelos, ¿y tus suegros?
No me esperaba esa pregunta, y menos echa de
esa forma.
-¿Mis
suegros?
-Tus
futuros suegros, claro que sí.
-Pues, me
gustan, me llevaré muy bien con ellos. ¿Tú con los tuyos?
-Por
supuesto que me llevaré bien, soy Sam, y soy sociable.
Se
encendió otra luz, esta vez en el piso de abajo.
-Este
hombre se mueve mas a sus 82 años que cuando tenía 15.
-¿Tú que
sabes?
-Me lo
dijo mi abuela, llevan saliendo desde los 16.
-¿Enserio?
-Sí, han
tenido peleas, y demás, pero no podían distanciarse, sufrían por… amor.
-Muy
bonito.
-¿No te
parece increíble que haya parejas así?
-A mi no,
yo tuve una relación de 4 años en la que pensaba que iba a ser mas larga, pero
bueno, no pudo ser, pero sigo creyendo en las relaciones largas.
-¿Le
dejaste o te dejó?
-Le dejé
yo, por infiel.
-Pobre
niñato sin cabeza, tenía que tener el cerebro del tamaño de una almendra para
poner los cuernos a una chica como tú.
-Realmente,
se lió con ella cuando estaba borracho, borracho como una cuba.
-Retiro
lo dicho, no tenía cerebro, ni como una nuez, ni como una almendra, no tenía.
Suelto
una carcajada.
-Yo nunca
he tenido relaciones tan largas con ninguna chica, mi record es de dos.
-¿Años?
-Meses,
todas me dejaban.
-¿Y tú
decías que este chico no tenía cerebro?
-Sigo
pensándolo.
-Pobre
Romeo…
-Pues a
ellas no las daba nada de pena, me dejaban por teléfono o por Facebook la
mayoría.
-Cobardes…
-Es lo
que hay…
Me acerco
a él y le doy un beso, noto como me
abraza y se pega mas a mí.
-Te
quiero, Juliet.
-Yo más.
Nos
tumbamos a ver las estrellas.
-Que
noche mas bonita…
-Sí.
-Ven.
Me tumbo
en su pecho escuchando los latidos de su corazón y poco a poco me quedo
dormida.
CAPITULO
13 ``SAM´´
Cuando me
despierto es de día, miro la hora las diez y cuarto de la mañana, la policía
habrá ido ya a la cabaña a investigar el cuerpo de la joven.
Mel sigue
dormida, anoche nos quedamos dormidos mientras mirábamos las estrellas.
La doy
unos golpecitos en el hombro, no se ha movido de donde estaba en toda la noche,
está igual, encima de mi pecho.
La doy un
beso en la mejilla.
-¡Buenos
días princesa!
Sonríe.
-Buenas
Romeo.
Levanta
la cabeza y la doy un beso de buenos días.
-Vamos a
desayunar, anda.
Asiente
con la cabeza y se levanta.
Cojo la
cesta y doy la mano a Mel, nos acercamos a casa de mi abuela.
Cuando
estamos mas cerca, podemos ver tres coches de policía aparcados en la puerta.
-Ya
habrán llamado a la policía esta mañana para que fuera a la cabaña.
-¿Y por
eso llora mi madre?-Dijo Mel extrañada.
-Esto… yo…
Mel se
echó a correr hacia su madre.
Yo eché a
correr detrás de ella.
La
alcanzo cuando ya esta abrazando a su madre.
-¿Qué
pasa mamá?
-Es… es…
-¿Mamá qué
pasa?
-Patrick
-¿Qué le
pasa a Patrick?
-Ha…
-¿Qué?
-Ha
desaparecido esta noche.
Mel me
agarra el brazo, fuerte, me clava las uñas y se desploma en el suelo.
-¡Mel!
-¡Melisa!
Me agacho
a su lado y la cojo la cabeza con cuidado colocándomela encima de las piernas.
-¡Mierda,
Mel!
Su madre
se agacha a mi lado y la coge la mano.
-¡Melisa!
La doy
unas palmaditas suaves en la cara.
-Mierda,
Sam, quédate con ella voy a buscar a un médico.
-¡Mel,
Mel, despierta!
No daba
señales de vida.
La cojo
la muñeca y la busco el pulso.
No lo
encuentro.
El terror
me invade todo el cuerpo, no quiero perderla, ahora no, la había conseguido y
no podía dejarla ir. Eso significaría la muerte.
-Mel,
despierta, por favor.
La madre
de Mel aparece con el médico.
-La
llevaremos al hospital.
Llegan
tres médicos mas con una camilla.
La
levantan y la tumban en la camilla atándola con unas cintas negras.
-Decidíos
de quién va con ella en la ambulancia, solo puede ir una persona.
-Sam,
vete tú, su padre acaba de irse con Simon a la cabaña a ver si está Patrick, me
quedaré aquí por si viene la policía con noticias del niño.
-De
acuerdo.
No me
resisto, es mas me parece bien que pueda ir yo con ella, aunque si me hubiera
dicho que iba ella no me habría inmutado, es su madre, entendería que quisiera
ir.
Pero no,
voy yo, con ella, solo, solo con mi novia inconsciente.
Cuando
llego a la ambulancia, el médico me abre la puerta.
-Entra
chico, cógela la mano y dila que estás con ella, no es nada grave, solo se ha
desmayado, asíque te escucha.
Hago lo
que me dice el médico, me siento al lado de la camilla, la cojo la mano y la
susurro al oído que todo va a salir bien, que yo estoy a su lado y no tiene que
temer.
Está
llena de cables, con una mascarilla de oxígeno puesta en la boca, los cables la
conectaban al aparatito de las pulsaciones.
Me duele
verla así.
Indefensa,
medio muerta. El médico dice que no es grave, pero por un momento, pienso que
me ha mentido, me ha mentido para que no me preocupe por ella.
La agarro
la mano más fuerte y borro ese pensamiento de mi cabeza.
Todo va a
salir bien, pienso, todo va a salir bien.
Intento
decirla algo pero lo único que me sale es un `` no me dejes´´ las lágrimas
llegan a mis ojos.
-Juliet,
vamos, todo va a salir bien.
La
ambulancia se para y abren las puertas.
Me mandan
bajar, obedezco y bajan la camilla con Mel encima.
Entramos
al hospital.
-Oye,
chico, tienes que quedarte en la sala de espera, tendrá que verla un experto.
-¿Qué?
-Lo
siento, chico.
-¿Está
bien?
-Sí, no
te preocupes, solo es un desmayo, provocado por el ataque de nervios, pero
igualmente vamos a asegurarnos de que no sea nada mas grave.
Asiento
con la cabeza, me siento en una silla en la sala de espera y veo como se cierra
la puerta de la habitación de Mel con los médicos dentro.
Lo único
que me viene a la cabeza en ese momento.
``No me
dejes, no me dejes, no me dejes´´