lunes, 25 de junio de 2012

Capítulos 12 y 13


Capítulo 12 MEL
Lo abuelos de Sam estaban en la puerta de casa, por lo visto, el tío de Sam les había llamado contándoles lo ocurrido y que regresábamos a casa.
Nos bajamos del coche y la abuela de Sam se tiró a mí recibiéndome con un abrazo que yo no me esperaba la verdad pero para nada.
-Lamento que justo vengas tu y veas estas cosas…
-No… no pasa nada, no es culpa de nadie. ¿Dónde están mis padres?
-Están, están arriba con Patrick calmándole, piensa que te ha pasado algo…
-¿Qué Patrick sabe todo esto?
La abuela de Sam no contestó.
Me aparté de ella y abrí la puerta de casa, no la cerré ni siquiera  y subía las escaleras a toda prisa.
Abrí la puerta de la habitación de Patrick y estaba tumbado en la cama y mis padres a su alrededor, Simon estaba sentado a los pies de la cama.
-¡Mel!-Gritó Patrick, se bajó de la cama y corrió a darme un abrazo.
-Cariño-Se lo dije sin ganas, se podría decir que en esos momentos estaba con un buen trauma encima, de los grandes además.
-¿Estás bien?
-Claro que sí.
A los dos segundos de que Patrcik se apartara de mí, mis padres y mi hermano ya me estaban abrazando.
-Mel, será mejor que descanses-Dijo mi madre sin soltarme la mano.
Me dieron besos de buenas noches y me quedé sola en la habitación.
Abrí la maleta y cogí mi pijama de color verde con lunares.
Cuando ya lo tenía puesto, me asomé por la ventana, miré a la luna y me metí a la cama.
Me tapé hasta arriba, el calor de las sábanas era muy acogedor y hacía que me sintiera protegida aunque esa horrible imagen no desapareciera de mi cabeza. No tardé en quedarme dormida.

Un golpe me despierta.
Abro los ojos, no es de día todavía, busco a tientas mi móvil en la mesilla de noche para mirar la hora.
Las tres y media de la madrugada.
¿Qué era ese golpe?
Lo vuelvo a oír, viene de la ventana.
Quito las mantas de encima mío y salgo de la cama.
Me acerco lentamente y lo vuelvo a oír.
Alguien está tirando piedras a mi ventana.
Abro la puerta del balcón y salgo.
Lo que hay debajo es mucho mejor de lo que me imaginaba que podía ser.
Era Sam…
-¿Pero esque eres tonto o que te pasa?
Suelta una carcajada.
-¿Bajas Julieta?
-¿A estas horas?
Señala una cesta que tiene de la mano izquierda.
-¿Te apetece un picnic bajo la luz de la luna para olvidar lo que ha pasado hoy?
-Pero que son las… tres y media…
-Pues eso, mas bajo la luna no se puede estar ¿no crees?
-Espera Romeo, ahora bajo.
Se ríe.
-Aquí te espero, no tardes Juliet, que sois todas iguales de tardonas eh…
Le saco la lengua por no echarle un escupitajo encima de la cara para que me volviera a llamar tardona… en realidad lo era… pero no me gusta esa palabra. Tardar, no suena bien, no, nada bien.
Entro en la habitación y me pongo unos vaqueros una camiseta gris y una sudadera que compré cuando fui de viaje a Alemania.
Abro la puerta de mi cuarto, la cierro y me quedo en silencio, quieta por un minuto en el pasillo.
Todo en orden.
Bajo la escalera a tientas, una vez abajo salgo por la puerta de entrada con cuidado de no hacer ruido.
Sam está sentado en las escaleras de entrada.
-¡Buenas noches Juliet!
-No si lo de noche… te lo has tomado muy enserio eh…
-Me gusta hacer las cosas bien, o no las hago asique…
-Me parece muy bien.
Se levanta y me da un pico.
-¿Te apetece comer algo?
-Venga vale…
Me da la mano y nos vamos detrás de la casa, apartados de todo.
Se para y saca un pañuelo de la cesta.
-Lo siento Juliet, pero tengo que vendarte los ojos.
-Romeo… Romeo… no te pases de listo eh…
-No te resistas Juliet, se buena anda.
No me resisto y le dejo que me ponga la venda en los ojos.
Me agarra de la cintura.
-Así me gusta.-Me susurra al oído.
Comenzamos a andar.
-Como me caiga será por tu culpa eh Romeo.
-Confía en mi Juliet.
-Confío, confío, pero no hagas que me arrepienta…
-Ya casi estamos.
Se oye agua.
-¿Dónde estamos?
-Pronto lo verás, Juliet, no seas impaciente.
-¡Sam, déjame verlo!
-Tranquilidad…
-Ya estamos…
Me quita la venda de los ojos.
Estábamos en un sitio muy alejado de la casa de sus abuelos,  había una fuente, rosas una hamaca, la hierba estaba verde.
-¿Esto es… es el patio de tus abuelos?
-Sí, aún es mas grande, pero esta zona me encanta, vengo aquí siempre que tengo que pensar o algo…
-Buen sitio…
Sam estiró la manta en el suelo y sacó la comida de la cesta.
-¿Lo has hecho tu?
-Solo los sándwich, lo demás mi abuela.
-¿Tu abuela sabía lo del picnic?
-Si… me lo propuso ella antes, cuando llegamos a casa, para que te olvidaras un poco de todo lo que había pasado…
 Dejé de sonreír.
Sam se dio cuenta y me abrazó.
Yo también le abracé.
-No te preocupes, Juliet, por nada, yo estoy contigo.
Le abracé mas fuerte.
Nos separamos.
-Bueno qué, ¿cenamos?
-Venga vale…
Nos sentamos en la manta y Sam sacó la comida de la cesta.
Me ofreció un sandwitch y se lo cojo.
-¿De que son?
-De sobrasada
Le doy un mordisco.
-Pues está bueno, nunca lo había probado.
-Así me gusta una princesita con buen gusto.
-Cada vez me llamas de una forma.
-Juliet en mi cabeza siempre a sido una princesa, para el caso es lo mismo.
-Aaam…
Me sonrie con una de esas sonrisas que solo él tiene.
-Me gusta tu sonrisa, Romeo.
-Lo se.
Nos miramos y nos reímos a la vez.
Le doy otro mordisco a mi bocadillo.
-Esto está tan bueno como el cocinero.
-Voy a escribir un libro, se va a llamar las frases de Juliet, y esa, la incluiré en mi libro.
Me sonríe y nos damos un beso corto.
-Gracias por el cumplido Juliet.
-De nada.
¿Qué hora es?
-Cinco menos diez.
Se podía ver la casa desde donde estabamos.
Se enciendió una luz en el piso de arriba.
-Será mi abuelo.
-¿Qué habitación es?
-La de Helen y Miriam.
-¿Y qué hace tu abuelo ahí?
-Pasa por las noches a ver si necesitamos algo.
-¿Y enciende la luz?
-Posiblemente haya oído voces y haya entrado, seguramente estén despiertas.
-Ah…
La luz se apaga.
-Sí, estarán despiertas seguramente.
-Sí, seguramente.
Sam sacó zumos de la cesta.
-¿Te has traido toda la casa en la cesta?
-La ocasión lo merece.
-Oye… Sam
-¿Sí?
-¿Tu abuelo no entrará en nuestras habitaciones?
-Mi abuelo sabe que estamos haciendo todo esto, me ha ayudado él también a prepararlo, asique no,no va a entrar.
-¿Tu abuelo también te ha ayudado?
-Así es.
-Cada día me cae mejor tu abuelo, sí,sí.
Se rió.
-Te gustan mis abuelos, ¿y tus suegros?
 No me esperaba esa pregunta, y menos echa de esa forma.
-¿Mis suegros?
-Tus futuros suegros, claro que sí.
-Pues, me gustan, me llevaré muy bien con ellos. ¿Tú con los tuyos?
-Por supuesto que me llevaré bien, soy Sam, y soy sociable.
Se encendió otra luz, esta vez en el piso de abajo.
-Este hombre se mueve mas a sus 82 años que cuando tenía 15.
-¿Tú que sabes?
-Me lo dijo mi abuela, llevan saliendo desde los 16.
-¿Enserio?
-Sí, han tenido peleas, y demás, pero no podían distanciarse, sufrían por… amor.
-Muy bonito.
-¿No te parece increíble que haya parejas así?
-A mi no, yo tuve una relación de 4 años en la que pensaba que iba a ser mas larga, pero bueno, no pudo ser, pero sigo creyendo en las relaciones largas.
-¿Le dejaste o te dejó?
-Le dejé yo, por infiel.
-Pobre niñato sin cabeza, tenía que tener el cerebro del tamaño de una almendra para poner los cuernos a una chica como tú.
-Realmente, se lió con ella cuando estaba borracho, borracho como una cuba.
-Retiro lo dicho, no tenía cerebro, ni como una nuez, ni como una almendra, no tenía.
Suelto una carcajada.
-Yo nunca he tenido relaciones tan largas con ninguna chica, mi record es de dos.
-¿Años?
-Meses, todas me dejaban.
-¿Y tú decías que este chico no tenía cerebro?
-Sigo pensándolo.
-Pobre Romeo…
-Pues a ellas no las daba nada de pena, me dejaban por teléfono o por Facebook la mayoría.
-Cobardes…
-Es lo que hay…
Me acerco a él y le doy un beso,  noto como me abraza y se pega mas a mí.
-Te quiero, Juliet.
-Yo más.
Nos tumbamos a ver las estrellas.
-Que noche mas bonita…
-Sí.
-Ven.
Me tumbo en su pecho escuchando los latidos de su corazón y poco a poco me quedo dormida.

CAPITULO 13 ``SAM´´
Cuando me despierto es de día, miro la hora las diez y cuarto de la mañana, la policía habrá ido ya a la cabaña a investigar el cuerpo de la joven.
Mel sigue dormida, anoche nos quedamos dormidos mientras mirábamos las estrellas.
La doy unos golpecitos en el hombro, no se ha movido de donde estaba en toda la noche, está igual, encima de mi pecho.
La doy un beso en la mejilla.
-¡Buenos días princesa!
Sonríe.
-Buenas Romeo.
Levanta la cabeza y la doy un beso de buenos días.
-Vamos a desayunar, anda.
Asiente con la cabeza y se levanta.
Cojo la cesta y doy la mano a Mel, nos acercamos a casa de mi abuela.
Cuando estamos mas cerca, podemos ver tres coches de policía aparcados en la puerta.
-Ya habrán llamado a la policía esta mañana para que fuera a la cabaña.
-¿Y por eso llora mi madre?-Dijo Mel extrañada.
-Esto… yo…
Mel se echó a correr hacia su madre.
Yo eché a correr detrás de ella.
La alcanzo cuando ya esta abrazando a su madre.
-¿Qué pasa mamá?
-Es… es…
-¿Mamá qué pasa?
-Patrick
-¿Qué le pasa a Patrick?
-Ha…
-¿Qué?
-Ha desaparecido esta noche.
Mel me agarra el brazo, fuerte, me clava las uñas y se desploma en el suelo.
-¡Mel!
-¡Melisa!
Me agacho a su lado y la cojo la cabeza con cuidado colocándomela encima de las piernas.
-¡Mierda, Mel!
Su madre se agacha a mi lado y la coge la mano.
-¡Melisa!
La doy unas palmaditas suaves en la cara.
-Mierda, Sam, quédate con ella voy a buscar a un médico.
-¡Mel, Mel, despierta!
No daba señales de vida.
La cojo la muñeca y la busco el pulso.
No lo encuentro.
El terror me invade todo el cuerpo, no quiero perderla, ahora no, la había conseguido y no podía dejarla ir. Eso significaría la muerte.
-Mel, despierta, por favor.
La madre de Mel aparece con el médico.
-La llevaremos al hospital.
Llegan tres médicos mas con una camilla.
La levantan y la tumban en la camilla atándola con unas cintas negras.
-Decidíos de quién va con ella en la ambulancia, solo puede ir una persona.
-Sam, vete tú, su padre acaba de irse con Simon a la cabaña a ver si está Patrick, me quedaré aquí por si viene la policía con noticias del niño.
-De acuerdo.
No me resisto, es mas me parece bien que pueda ir yo con ella, aunque si me hubiera dicho que iba ella no me habría inmutado, es su madre, entendería que quisiera ir.
Pero no, voy yo, con ella, solo, solo con mi novia inconsciente.
Cuando llego a la ambulancia, el médico me abre la puerta.
-Entra chico, cógela la mano y dila que estás con ella, no es nada grave, solo se ha desmayado, asíque te escucha.
Hago lo que me dice el médico, me siento al lado de la camilla, la cojo la mano y la susurro al oído que todo va a salir bien, que yo estoy a su lado y no tiene que temer.
Está llena de cables, con una mascarilla de oxígeno puesta en la boca, los cables la conectaban al aparatito de las pulsaciones.
Me duele verla así.
Indefensa, medio muerta. El médico dice que no es grave, pero por un momento, pienso que me ha mentido, me ha mentido para que no me preocupe por ella.
La agarro la mano más fuerte y borro ese pensamiento de mi cabeza.
Todo va a salir bien, pienso, todo va a salir bien.
Intento decirla algo pero lo único que me sale es un `` no me dejes´´ las lágrimas llegan a mis ojos.
-Juliet, vamos, todo va a salir bien.
La ambulancia se para y abren las puertas.
Me mandan bajar, obedezco y bajan la camilla con Mel encima.
Entramos al hospital.
-Oye, chico, tienes que quedarte en la sala de espera, tendrá que verla un experto.
-¿Qué?
-Lo siento, chico.
-¿Está bien?
-Sí, no te preocupes, solo es un desmayo, provocado por el ataque de nervios, pero igualmente vamos a asegurarnos de que no sea nada mas grave.
Asiento con la cabeza, me siento en una silla en la sala de espera y veo como se cierra la puerta de la habitación de Mel con los médicos dentro.
Lo único que me viene a la cabeza en ese momento.
``No me dejes, no me dejes, no me dejes´´ 

viernes, 27 de abril de 2012

Capítulos 10 y 11


Capítulo 10 ``Sam´´

Vale, intenté no pensar en la cara de panoli que se me tuvo que haber quedado tras las palabras de Mel, pero, la creía, a la vez que no la creía, la creía en el sentido de, cuando me quedé a dormir en su casa con su hermano, me levanté para ir al servicio la escuché gritar y entré en su habitación, ella estaba llorando, temblando, suplicando. Pero la verdad yo pienso que realmente, son pesadillas y sus palabras fruto de su imaginación.
Pero la dije que sí, que sí la creía, por no desilusionarla. Soy un poco idiota, pero la quiero.
En el exterior escuchamos un coche.
-Mi familia ya está aquí.
Mel se limpió una lágrima que había derramado nada mas pronunciar la última palabra de la frase.
-¿Salimos a saludar?
Asintió con la cabeza.
Abrimos la puerta y salimos fuera.
Un coche plateado de siete plazas, estaba aparcado en la puerta.
En el maletero una chica de melena rubia sacaba una maleta rosa fucsia del maletero, era mi prima Helen.
A su lado había una mujer de melena negra, mi tía Darling.
Me dio mucha alegría verles a todos de nuevo, ya que había pasado un año entero desde que les veía.
Mi prima sonrió al verme y alzó una ceja al ver a Mel, pero claro, como iba a faltar el típico guiño de ojo. Se acercó a nosotros y me dio un abrazo de los que solo ella sabe dar.
-¿Qué pasa, primo?
-El tiempo, prima.
Soltó una carcajada.
-No, si eso ya lo se, y muy rápido, parece mentira que ya haya pasado un año desde las pasadas navidades, hablando de navidades que bueno hace aquí ¿no?
-Sí, la verdad hace una temperatura agradable, pero claro, así no va a hacer durante las dos semanas que estéis aquí, yo solo te aviso.
Asintió y miró a Mel.
-Bueno qué, ¿no nos vas a presentar?
-Claro, Helen esta es Mel, mi… amiga.
Helen se acercó a Mel y la dio dos besos a modo de presentación.
Después de que Helen y Mel se conocieran (hicieron buenas migas al parecer) se acercaron mis tios, mis primos y el perro, quien ocupaba la penúltima plaza del coche.
-¡Sam!
Mi primo Harry se tiró encima de mí.
-¡Enano!
Le revolví el pelo a modo de saludo.
Le di dos besos a mis tios y les invité a pasar (realmente no tenía porque hacerlos, porque eran ellos quienes viven en la cabaña cuando vienen) entraron todos menos mi prima.
Ella estaba sentada en la orilla del río encima de su maleta amarillo chillón y dibujaba sobre la arena con un palo, ella no se relaciona nada bien con la gente, sufrió acoso escolar cuando era pequeña y ahora la da miedo la gente, con su familia no es así, pero conmigo sí. No me explico porqué pero es así y punto.
Me miró y volvió a bajar la cabeza de nuevo.
Helen me agarró el brazo.
-Déjala, ya entrará después. Me susurró Helen.
-Sí, entrará cuando yo me vaya.
-Bueno, pues ya hablarás con ella en otro momento, cuando se despeje del viaje.
Asentí y entré en la cabaña.
Helen y Mel se reían en el sofá, mi primo jugaba con el perro y mis tíos ponían un mantel en la mesa, con vasos y cosas de comer.
-No hace falta que saquéis tantas cosas.
-Sí, si que hace falta, cariño.
Mi tía me guiñó un ojo y mi tío me dio una palmadita en la espalda.
Yo no entendí el porqué de sus hechos, pero claro, no me hizo falta pensar mucho para darme cuenta de que era por Mel.
Mel se acercó a mí.
-¿Cuándo nos vamos a ir?
-¿Enserio vienes a preguntarme eso?
-Pues… sí.
-Pareces muy entretenida y que no tienes ganas de irte.
-Por eso mismo vengo a preguntarte.
Mi tía hizo un gesto para que nos sentáramos todos alrededor de la mesa.


Capítulo 11 ``Mel´´

Relmente, lo único que podía decir era que la familia de Sam era un encanto, su prima Helen especialmente.
Una vez sentados alrededor de la mesa, Helen se sentó a mi lado y Sam al otro.
-Que suerte tienes de haberte ligado a un tío como mi primo. Me susurró Helen al oído.
La verdad, tenía suerte de tener a Sam como amigo, pero realmente ¿ligarmele? No, no creo que eso lo haya echo, al menos todavía.
-Yo no…
-Venga ya, Mel, al menos si no lo has hecho todavía le tienes en el bote.
-Pero…
Vale, puede que estuviera en lo cierto, ayer por la noche nos besamos y tal y cual, pero ¿realmente eran esas las palabras?
-Manzano.
Las dos soltamos una carcajada y todos nos miraban, Sam tenía cara de felicidad y nos miraba a las dos embobado.
Nos miramos.
-¡Idiota, deja de mirarnos así!. Le dije con cariño.
-Me alegro de que hayáis echo tan buenas migas.
Helen me dio un codazo.
Me di la vuelta para mirarla.
Se reía en silencio.
-En el bote le tienes. Me dijo al oído.
Esa vez el codazo se le dí yo.
La miré y se encogió de hombros.
La tia de Sam puso un bizcocho encima de la mesa.
-Le hemos comprado en el aeropuerto, no se que tal estará.
-¡Gracias!- Gritamos todos a coro.
La puerta del salón se abrió y entró una chica morena, con flequillo recto, unas gafas de sol que la tapaban media cara con una maleta de la mano y no dijo ni una palabra hasta que no llegó a una puerta que había al lado de la barra de la cocina.
La abrió y se podían ver unas escaleras.
No sabía que había un piso de arriba.
Subió las escaleras sin decir una palabra.
-¿Quién es?-Le pregunto a Helen.
-Mi hermana, Miriam, no es muy agradable que digamos. No es que no sea borde, pero es de… de… simpatía selectiva.
-Entiendo…
El tio de Sam cortó el bizcocho en porciones medianas para que comiéramos.
Pero justo cuando íbamos a coger un trozo, sonó un grito en el piso de arriba.
Sam se levantó de la silla provocando un fuerte estruendo y abrió la puerta que había al lado de la cocina.
Encendió la luz y subió arriba.
-¡Miriam! ¿Estas bien?
-¡No!
Cuando escuchamos a Miriam decir que no estaba bien, subimos con Sam arriba, menos Harry, el pequeño que se quedó abajo jugando con el perro, ya que su madre no le dejó subir.
El piso de arriba era muy normal, tenía un pasillo muy pequeño con cuatro puertas que daban a distintas habitaciones, la segunda puerta a la izquierda estaba abierta con la luz encendida.
Entramos dentro.
Sam se puso al lado de Miriam y la agarró del brazo.
Ella estaba llorando.
-¿Qué pasa?
Miriam señaló a la cama.
Claramente lo que había en la cama era un cadáver.
Todos nos quedamos mirando atónitos.
El cadáver era de una chica, de unos veinte años aproximadamente, tenía una navaja de la mano y sangre en la otra.
Claramente se había cortado las venas.
Miriam fue la primera en salir de la habitación con la maleta en la mano.
Después fueron los tíos de Sam.
Nos quedamos en la habitación Sam, Helen y yo.
Helen estaba asustada, se la notaba en el rostro.
Sam por su parte estaba rígido, tieso como un palo y parecía enfurecido.
Yo, no sentía nada, era como si me hubieran congelado.
Sam nos agarró el brazo a Helen y a mí.
-¡Nos vamos de aquí!
-¡No Sam, espera!
Me solté de su brazo y me acerqué más a la cama.

El rostro de la chica estaba pálido, tenía los ojos abiertos y el pelo le colgaba estaba posado sobre los hombros.
Su cara me sonaba, la había visto en la discoteca, la camarera de la discoteca.
-Es la camarera de la discoteca-Dije yo.
Pero nadie me respondió.
Me dí la vuelta y solo vi a Sam.
-Helen ha bajado, estaba muy nerviosa, vámonos Mel, nos vamos de aquí.
Asentí con la cabeza.
Bajamos las escaleras y una vez abajo todos estaban en la puerta con las maletas de la mano.
-¡Nos vamos de aquí!
-¡Tia, espera!
La tía de Sam se dio la vuelta.
-Sam, cariño nos vamos a casa de la abuela, no nos podemos quedar en la cabaña, mañana por la mañana llamaremos a la policía para que venga a investigar.
-Vale…
Salimos fuera, la familia de Sam montó al coche y nosotros entramos con ellos, como el perro ocupaba la penúltima plaza del coche, le pusieron adelante con la tia de Sam y nosotros íbamos atrás del todo, en los dos asientos del fondo.
Nadie dijo una palabra hasta que no llegamos a casa de los abuelos de Sam de nuevo

viernes, 30 de marzo de 2012

Capítulo 9 (DISCULPAD MIS RETRASOS)

CAPITULO 9

MEL

Entramos dentro de casa y me senté en el sofá mientras Sam preparaba las camas y se ponía el pijama.
Yo estudiaba la habitación, nada fuera de lo normal, una chimenea, una barra de bar con butacas, plantas, una mesa de comedor, cuadros.
Pero algo me llamo especialmente la atención.
Era un cuadro de un señor. Estaba muy serio, tenía el ceño fruncido y posaba tieso como el palo de una escoba.
Le miré atentamente, tenía algo, algo que me llamaba la atención , algo que no me… no me gustaba.
Sam salió de la habitación y se puso a mi lado.
-¿Quién es?
-Mi tio.
-¿Vendrá mañana?
-Veras el…
Le miré.
-Lo entiendo.
Asintió con la cabeza.
-¿Qué le paso?
-Verás el… no era muy simpático.
-Se le ve en la cara.
-No, pero estaba enamorado.
-Entiendo.
-Verás, él estudio medicina y en la universidad se enamoró de una chica, Rose, al poco tiempo empezaron a salir y todo iba bien hasta se comprometieron, pero cuando Rose fue con su hermana a probarse los vestidos de novia, tuvieron un accidente de tráfico, su hermana quedó en silla de ruedas y ella murió. Él no lo llegó a asumir del todo, fue el amor de su vida por decirlo de alguna forma le daba meido enamorarse otra vez, lo veía como una especie de… traición, aunque su mujer ya no estuviera viva, pero al final apareció alguien que le hizo como flotar, según me contó mi madre que le había dicho él lo contaba como si al verla la gravedad no exisitiera, se casaron, iban a tener un hijo, pero el parto se complicó y mi tía decidió salvar a su hijo antes que a su propia vida y murió en el parto, mi tío pensaba que estaba condenado o algo así se volvió loco, soñaba que veía como la gente se moría y luego decía que se hacía realidad, que la gente con la que soñaba moría tambien, la gente realmente le daba por loco, quien no, cuando mi primo cumplió quince años le encerró en casa, y el se escapó, es un delincuente, robaba y vendía droga a menores en la puerta de los colegios. Finalmente mi tío se cortó las venas en la bañera.
-Madre mía, pobre hombre, ha tenido que sufrir un montón.
-Sufrió, digo yo para llegar a tales extremos, como suicidarse.
-Ya…
Me sonrió.
-¿Por qué no vas a ponerte el pijama?
-Sí, eso voy a hacer.
Me dirigí a la habitación del fondo a la derecha, pero me paré a la mitad.
-¿De verdad crees que la gente que sueña con que la gente se muere está chiflada?
-Bueno… la verdad… me parece extraño, puede ser, no lo se, no me a pasado nunca, pero bueno, no lo se…
Asentí y entré en la habitación.
Era una habitación blanca, prácticamente vacía, tenía dos camas, una silla en un rincón y una cómoda regia antigua.
Ni fotos, ni cuadros, nada.
Cogí mi mochila y me puse el pijama.
Salí y Sam estaba sentado en el sofá arropado con una manta.
Me senté a su lado.
Me rodeó con su brazo.
-¿Tienes frío?
Negé con la cabeza.
Sam tenía puesto una película de ciencia-ficción de extraterrestres, las típicas de los muñequitos verdes con los ojos muy grandes negros, con tres dedos en las manos y mas bajitos que una persona normal.
En la película se podía ver a un extraterrestre en una casa con un vestido y con una peluca, lo cual me recordó a E.T mogollón, a su lado estaba un señor con un traje. La ``chica´´ tenía unas gafas de sol puestas, cuando el señor pensó que estaba dormida, intentó taparla con una manta, ella le mordió y le arranca un dedo, el empieza a gritar el otro se quita la peluca y saca una pistola.
Una estupidez en resumen.
Bostecé.
-¿Tienes sueño?
-Sí.
Sam apagó la televisión nos quitó la manta de encima y me agarró de la mano para que le siguiera hasta la habitación, una vez allí, encendio la luz y me dijo que me metiera en la cama y que cuando le dijera apagaba la luz.
Me metí en la cama, las sábanas estaban frías pero agradecía mogollón estar tumbada sobre una superficie blandita.
-Ya puedes apagar.
Apagó la luz y se acercó a mí, no le veía, pero oía sus pasos.
Me dio un beso de buenas noches.
-Hasta mañana.
-Hasta mañana, Sam.
Me tumbé boca arriba y cerré los ojos.
``La casa de los abuelos de Sam estaba llena de tranquilidad, una mujer, no la veía, estaba dada la vuelta entra en la casa, deja el sombrero de paja en la mesa de centro, entra en la habitación de la izquierda y después en el baño, cierra la puerta a sus espaldas.
Al poco rato, la puerta de la casa se abre de nuevo, no se quien entra, o le veo, solo sé que es un hombre, lleva un cuchillo de la mano, entra en el baño y cierra la puerta.´´
-¡NO!
Cuando abro los ojos Sam está sentado a mi lado.
-¿Qué te pasa?
Estaba muy nerviosa, el corazón se me salía del pecho sudaba y lloraba.
Sam me agarró los hombros.
-Mel, mel tranquila.
Le abracé y el me abrazó también.
-Ya está.
-No, no está.
-¿Qué?
-Sam, estoy chiflada, sí, puede que para ti si, pero alguien, una mujer entraba al baño a bañarse y al rato entra un hombre y la mata… ¿Cómo lo explicas?
-Pues… es un sueño, Mel, tranquilizate ¿quieres? es una pesadilla, esto no es real.
-Por la noche son pesadillas, no reales, pero por el día todo cambia.
-¿Qué quieres decir?
-¿Sabes porque te pregunté antes por lo de tu tío?
-Eh..
-No, verdad, no lo sabes, a mi me pasa exactamente lo mismo, desde que murió mi hermano tengo sueños ¿Sabes? no son pesadillas normales, el accidente de aquella chica en el coche, la noche antes yo lo soñé, todas las víctimas que ha habido a lo largo de este año, desde que murió mi hermano, se han hecho realidad, llamame chiflada, loca me da igual, vete, desaparece, no me hables nunca. Pero es así, Sam, es así.
Sam me miraba perplejo, sin pestañear, parecía como si mis palabras le hubieran traumatizado. 

sábado, 18 de febrero de 2012

Holaa!

Hola, el otro dia que se me ocurrio mirar en los correos del gmail vi que una chica me envio uno diciendome que si escuchaba musica mientras escribia y que donde me inspiraba.
Vale, pues os voy a decir que si, escucho musica mientras escribo, sobretodo las escucho de youtube subttuladas en español, antes de ponerme a escribier, mas que nada por una cancioncilla que con la letra en ingles me pueda parecer que me inspirara a la hora de escribir. Ahora abajo os pondre la cancion que me inspiro a escribir el 1er capitulo. 
Sitios en los que me inspiro: rara vez me he inspirado en mi casa, me suelo inspirar mas en clase, siempre cuando me aburro es decir siempre escribo en clase, ante todo en tecnología y en lengua, porque mis profesores no se enteran de nada, es como un TENGO QUE ESCRIBIR me voy a la ultima pagina del cuaderno y escribo como si me fuera la vida en ello aqui, las cosas como son.
Bueno, Carlita1998 (nombre de la chica que me envio el gmail) espero haberte aclarado la pregunta. Aquí te dejo las canciones.
Son de Big Time Rush, mi grupo favorito, además habreis leido que en uno de los capitulos ahora mismo no se en cual aparece ``any kind of guy´de big time rush os animo a buscar canciones suyas, tanto en ingles como en español. No os defraudaran, palabra de Rusher.
Buscad estas canciones en español, esta os la dejo yo.

martes, 7 de febrero de 2012

Capitulo 8

Capítulo 8
Mel(Tardé tanto en subir el capítulo porque fue complicado escribirle, lo siento)
 -Hola.
-Hola…
Me dedicó una de sus sonrisas.
-Pasa.
-Gracias.
Entró dentro y llevaba algo de la mano se dio la vuelta.
-Esto es para ti.
Me tendió un regalito con un envoltorio rojo con un lazo plateado.
-¿Para mi?
-Si…
-Gracias, pero no hacía falta.
Lo desenvolví con sumo cuidado y dentro había una cajita negra, abría la caja y dentro había un collar precioso, era un cordón negro con una caracola plateada.
-¡Me encanta, gracias!
Le dí un abrazo y el me devolvió.
-No es nada, pensaba dártelo en el hospital… pero da igual.
-No importa, antes que después.
Mi madre apareció del salón con su maleta de la mano.
-Hola, Sam.
-Hola.
-¿Cuándo salimos?
-Pues…
Llamaron al timbre.
-Ahora.
Los tres nos echamos unas carcajadas.
Abrimos la puerta y los padres de Mel nos esperaban con el coche arrancado y el maletero abierto.
-Hola, mamá.
-Hola a todos.
Mi madre saludó con la mano al padre de Sam que estaba luchando con el maletero del coche, mas que nada para que no se cerrara.
-¡Niños, nos vamos!
Mis hermanos y mi padre salieron como cohetes del salón con las maletas en la mano.
Nos pusimos los abrigos y salimos, metimos las maletas en el maletero del coche y nos montamos en el coche.
Tras unas largas dos horas cantando como idiotas en la parte trasera del coche, llegamos a nuestro destino.
Aquel paisaje verde, sumando el canto de los pájaros nos daba la bienvenida.
La casa de los abuelos de Sam era… bastante mas grande que como yo me la imaginaba…
Sam se bajó del coche el primero y después me abrió la puerta.
-Vaya, que caballero, muchas gracias.
Me sonrió en lugar de decir un simple ``de nada´´.
Los abuelos de Sam salieron a la puerta, a darnos la bienvenida. Los abuelos de Sam eran… bastante mas modernos de lo que todos pensaban.
Su abuela, por ejemplo, llevaba unos pantalones vaqueros con una blusa rosa fuccia con flores blancas. Su abuelo, por su parte, llevaba un mono de mecánico, me imaginaba que estuviera haciendo cualquier cosa, como arreglar un tubo de escape o… algo por el estilo.
-¡Buenas, bienvenidos!
Bajaron las escaleras y nos dieron dos besos a cada uno.
Sam me dio la mano y subimos las escaleras.
El recibidor de la casa era… elegante, la pared era blanca, el suelo era de mármol blanco, también, todo brillaba mucho y en el medio unas escaleras anchas con una alfombra azul oscuro.
-¡Vaya tela con tus abuelos!
Sam soltó una carcajada.
-Si… es bastante grande y… elegante.
-No si eso… ya lo veo.
Me sonrió.
-Vamos, te llevaré a tu habitación.
Subimos las escaleras y entramos en la segunda puerta a la derecha.
Una habitación rosa claro con los muebles en blancos, una cama con dosel y un tocador muy cuco con un espejito decorado con flores me diría buenos días todas las navidades.
Era una habitación de princesa, todo lo que una niña pequeña la gustaría.
-Me habría gustado tener una habitación así cuando tenía siete años aproximadamente.
-Me parece que a todas las niñas, la habitación de mi hermana también es parecida.
-Osea, que esta casa está adaptada para… princesas.
Me miró y me sonrió.
-Por eso estas tu aquí.
Le sonreí yo también.
Nos quedamos varios minutos mirándonos hasta que mi hermana Sophie nos interrumpió.
-¡Vaya! pedazo habitación.
La miré con mirada asesina.
-Sam, venía a buscarte porque necesito encontrar mi habitación.
-Sí, ahora mismo te la enseño.
Sam se fue con mi hermana fuera, al pasillo y cerraron la puerta a sus espaldas.
Suspiré.
Puse la maleta encima del escritorio y comencé a sacar las cosas, lo puse todo ami gusto, guardé la ropa en el armario. Lo que me recordaba que tenía que cambiarme, tenía la ropa arrugada del largo viaje.
Me puse un chándal y listo.
Bajé las escaleras y salí al patio, los abuelos de Sam estaban preparando algo que olía muy bien en la parrilla, Miranda y Patrick jugaban tirandose por el césped y Sam y Simon estaban echando una partida a las damas.
Me acerqué donde estaban los chicos.
-¿Quién va ganando?
-De momento Simon, luego ya veremos.
-Interesante.
Me senté al lado de mi hermano y observé la cara de concentrado que tenía, la verdad, esa cara se la había visto en muy pocas ocasiones.
Papá y mamá aparecieron de repente con pinchos para hacer a la parrilla.
Me acurruqué en la silla y cerré los ojos.
-Es impresionante el calor que hace aquí, cualquiera diría que nos hemos ido a la otra punta del mundo.
-No… es la otra punta del país, pero como si lo fuera cuando en la ciudad hace frío aquí, hace calor, cuando aquí hace frío, en la ciudad hace calor.
-Umm…
Tenía los ojos cerrados, pero aún así notaba como Sam me miraba atentamente, abrí un ojo.
-Tu al juego, yo al sol.
Soltamos a la vez una carcajada.
¡Venga, Sam, tío mueve de una vez!
-Bueno, sin pegar.
-¿Quién a hablado de pegar?
Abrí los ojos.
-Simon… es un… decir.
-Ah.
Sam movió su ficha y yo volví a cerrar los ojos.
-¡A comer!
Los volví a abrir… nos levantamos de la mesa y nos sentamos en otra mas grande todos juntos.
La abuela de Sam muy amablemente, nos sirvió a cada uno dos pinchos.
Yo me llené enseguida.
Sam estaba sentado a mi lado.
Me agarró la mano.
La abuela de Sam se levantó de la mesa, al parecer, ya habían comido todos.
-Bueno, chicos, esta tarde iremos a dar una vuelta por el bosque.
Sam se incorporó para, mirarme.
-¿Te dan miedo los bosques frondosos?
-No, en absoluto, me gustan los árboles.
-Interesante…
Le miré con cara de asombro.
-¿Qué, vas a tomar nota también?
-No, simplemente, este viaje me va a servir para conocerte mejor.
-Bueno, pues la verdad, soy bastante simple.
Me miró atónito.
-¿Simple?
-Hombre, no simple, tengo venas, órganos, ya sabes, lo normal.
-No, no te referías a ese ``simple´´.
-Oye, Sam es una broma, no… son bobadas mías.
-Menos mal…
La abuela de Sam se acercó a nosotros.
-Sam, cariño, necesito que vengas un momento a la cocina.
-Si, claro abuela.
Sam me guiñó un ojo antes de entrar por la puerta.
Mi hermano Simon se acercó mas a mí.
-Entre ese y tu hay algo ¿verdad?-Susurró.
-¿Qué?-Susurré yo.
-¡Venga ya, Mel!
Le miré atónita.
-Se nota mucho.
-¿El qué? listo.
-Te conozco, se qué si no hay nada entre vosotros dos, lo habrá o ese tío te gusta.
-¿Y…?
-Nada, que lo sabía.
-Bueno, y que pasa si alomejor me gusta un poco…
-¿Un poco?
-He dicho alomejor, solo alomejor.
-Alomejor nada, ese tio te gusta y tu le gustas a él.
Le agarré el brazo y tiré de él hacia abajo.
-¿Cómo dices?
-Que tú le gustas a él.
Le miré atónita.
-Venga ya,Mel.¿No te habías dado cuenta?
En verdad no.
-No…
-Pues por como te mira…
Me mira, osea que me mira.
-¿Me mira?
-Lo hace…
Sam y su abuela aparecieron cin una bandeja de pasteles de la mano. Su abuela con una sonrisa en la boca los dejó en la mesa.
Se acercó hacia Sam.
-Mañana temprano llegan los  primos de Australia.
Tenían familia en Australia… ¡Que nivel!
Después vi que le decía algo a Sam en el oído, él sonrío y asintió.
Su abuela se alejó.
-¿Tienes primos en Australia?
-Si…
-Interesante.
-Te caerá genial mi prima Miriam, un cielo de chica, y su hermana igual.
.Me gusta conocer gente nueva, tienes suerte.
Le sonreí.
-Oye Mel.-Hablaba mas bajo.
-Si.
-¿Te apatece dar un paseo por el bosque y te enseño la zona?
-Me encantaría.
-Llévate ropa
-¿Por?
-Vamos a la cabaña de mis abuelos.
-Vale…
Me sonrió y se dio la vuelta, entré en casa y fui a mi cuarto, cogí unos vaqueros y una camiseta marrón con letras en negro la metí en un bolso grande y me le coloqué debajo del brazo derecho.
Bajé las escaleras y Sam me estaba esperando en la puerta con una cesta de picnic de la mano.
-¿Picnic?
-Sí.
Por el camino Sam me explicó la razón de porque nos quedabamos en la cabaña.
Sus primos llegarían allí por la mañana, no se quedaban en casa de sus abuelos. Aunque habitaciones sobraban, y querían darles una sorpresa. Lo que no entendia muy bien era porque tenía que ir yo…
-Llegamos. Dijo Sam.
El río corría silenciosamente, sus aguas cristalinas, estaban iluminadas por los últimos rayos de sol del día, los árboles verdes que lo rodeaban se mecían con el viento y los pájaros cantaban. La cabaña de la orilla seguramente que fuera la de los abuelos de Sam.
Era una cabaña de madera clara, de una sola planta, tenía pinta de ser muy calentita y acogedora.
-¿Te gusta?
-Mucho.
-Lo sabía.
Nos miramos.
-¿A quién no le gustaría esto?
-A alguien que odie la naturaleza.
-Dudo mucho que incluso a esas personas no les gustara.
-Pues… estamos en plena naturaleza, no hay nada alrededor de nosotros, solo árboles.
Me gustaba la idea de estar un rato a solas, fuera de ríos, solo con el alegre sonido de pájaros cantando y del agua.
-Voy a ir preparando el picnic, mientras tu… haz lo que quieras.
Le sonreí.
Me dio las llaves de la cabaña.
-Por si necesitas ir al baño o entrar a cambiarte.
-Gracias.
La idea de entrar a cambiarme me gustaba, tenía el chándal lleno de barro, pero estando en el campo lo único que iba a adelantar cambiándome era no tener ropa limpia.
Pero si que entré en la cabaña.
Las paredes eran de la misma madera que fuera, una chimenea con aspecto de dar mucho calor era una espacie de… adorno principal.
La cocina estaba en el salón, les separaba una barra de bar con unas butacas. El salón estaba amueblado con dos sofás en marrón oscuro y una televisión pequeña. Tenía dos puertas de madera también.
Sam entró en la cabaña.
-¿Te gusta la cabaña?
-Me parece muy… acogedora.
-Lo de fuera ya está.
Asentí y salimos fuera.
Era un picnic completo… manta de cuadros, cesta, sándwich…
-Completito eh…
-¡Por supuesto!
Nos sentamos uno enfrente del otro y Sam me tendió un sándwich.
-¿De que son?
-De queso.
Asentí y cogí uno.
-Esta muy rico.
-Mi abuela, que compra un queso…
Solté una carcajada.

Cuando terminamos de cenar y lo recogimos todo nos tumbamos a mirar las estrellas.
-¿Ves eso?
-¿El qué?
Señaló el cielo.
-Ves eso que parece un platillo volante.
Le miré.
-E.T teléfono mi casa.
Me miró y soltamos una carcajada.
-Podría ser E.T
-Sí o Britney Spears de gira mundial en un platillo volante privado.
-Podría ser…
No sé como pasó que de repente estábamos los dos de pie y abrazados.
Me besaba o yo le besaba a él , no lo sabía. Pero me daba igual.
Me aferré a su cuello con mas fuerza.
Mi corazón latía con fuerza y el de Sam también, podía sentirlo.
Nos separamos, pero continuamos abrazados.